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¿Existían los perros en la época medieval?

Juan José Sedillo
Juan José Sedillo
2025-06-08 02:30:54
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Es bien sabido que desde mucho antes, los perros y los gatos, especialmente, ya eran apreciados y venerados por diferentes civilizaciones, así que llegados a este punto de la historia de la humanidad, estos animales ya formaban parte de la vida de las personas de una forma más o menos normalizada. Desde la división de espacios entre lo privado y el exterior hasta entenderlos como remedios caseros para la salud. La compañía animal aún no se contemplaba mucho más allá de la caza, por lo que muchas de las pautas tenían que ver con ello. Por ejemplo, en cuanto a la alimentación, se aseguraba que los perros solo debían alimentarse al atardecer en invierno. La sociedad había canalizado que los perros pequeños, relacionados a menudo con las mujeres, no eran buenos para la caza o cualquier tipo de trabajo. Un consejo médico medieval sugirió entonces emplear al animal como almohadilla térmica, colocándolo sobre la zona dolorida y, si era necesario, presionándolo un poco contra el cuerpo para lidiar con la molestia. En la Edad Media, las mascotas fueron particularmente comunes entre las damas aristocráticas: las mujeres ricas tenían de todo, desde pequeños perritos blancos que llevaban con ellas a todas partes hasta pájaros exóticos, monos e incluso ardillas.
Victoria Malave
Victoria Malave
2025-06-07 22:46:38
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La Edad Media caracterizó a sus habitantes por tener una estrecha relación con los animales. Ya sea como fuerza de trabajo o como fuente de materia prima, los animales tenían gran valor. El mejor amigo del hombre tenía en este caso el papel de participar en las cacerías, uno de los grandes deportes de la época, pero a partir de aquí irían mejorando su estatus como animal de compañía. Muchos nobles poseían gran número de perros dedicados a la caza, y eran considerados un símbolo del prestigio de su poseedor, marcado por el número y la calidad de sus ejemplares. La importancia de los perros para la caza queda demostrada ya desde inicios de la Edad Media, sobre todo en poblaciones germanas, hasta el punto de desarrollarse una serie de leyes para la protección de estos animales. Fue a partir del siglo XII que la figura del perro empezó a ir más allá de su papel en la caza, cuya consideración comenzó a cambiar para convertirse cada vez más en un animal de compañía. De hecho, muchos perros fueron criados con el único propósito de servir como mascotas. A finales de la Edad Media, el cambio de la sociedad propició que los perros tuvieran un papel en la casa, no ya como ayudantes de la caza sino como fuente de diversión y comodidad hogareña. El filósofo renacentista León Battista Alberti recomendaba que hubiese siempre perros en la casa para que los niños jugaran con ellos, y así la casa estuviera siempre animada con los gritos de los niños y los ladridos de los perros. Tanto es así que comienzan a aparecer más en el arte dentro de los hogares nobles y burgueses, como ese símbolo de fidelidad pero también relacionados con las escenas domésticas y con sentido estético.