¿El Imperio Romano tenía perros?

Aurora Martín
2025-07-03 20:16:49
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En el Imperio Romano, hace más de 2.000 años, ya existían los ‘perros miniatura’ como animales de compañía, cuyo tamaño era similar al de algunas razas pequeñas actuales como el Pequinés o algunos tipos de Chihuahua.
Así se desprende de un estudio realizado por arqueólogos de la Universidad de Granada (UGR), que se acaba de publicar en la revista ‘Archeological and Anthropological Sciences’, en el que han participado también científicos del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (IACT-CSIC, Granada) y el Instituto de Historia del CSIC (Madrid).

Guillem Olivo
2025-06-26 05:48:26
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Los investigadores se han basado en datos zooarqueológicos, osteométricos y bioquímicos de varias inhumaciones de perros encontradas en la necrópolis romana de Llanos de Pretorio, junto a la Córdoba romana. Allí existen cerca de 70 enterramientos humanos y los expertos han destacado especialmente un perro de pequeño tamaño, de unos 20 centímetros de altura, patas cortas y morro chato, hallado en una fosa próxima a enterramientos humanos infantiles. El hallazgo es uno de los casos de perros de pequeño tamaño más antiguos reconocidos en el Imperio Romano y viene a confirmar datos que sólo teníamos a través de textos e iconografía. Estos animales eran tratados por las clases urbanas de Roma como mascotas, algo de lo que dan muestra algunos epígrafes funerarios con textos muy afectuosos.

Álvaro Nava
2025-06-18 13:25:46
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En el Imperio Romano, hace más de 2.000 años, ya existían los 'perros miniatura' como animales de compañía, cuyo tamaño era similar al de algunas razas pequeñas actuales como el pequinés o algunos tipos de chihuahua.
Arqueólogos españoles han hallado uno de los perros micromorfos más antiguos del Imperio Romano, de apenas 20 centímetros de altura y similar a un chihuahua.
En particular destaca especialmente un perro de pequeño tamaño (algo más de 20 centímetros de altura), miembros acortados y morro achatado, que hemos hallado en una fosa próxima a enterramientos humanos infantiles.
Es difícil conocer el aspecto externo de este animal sólo por los huesos (pelaje largo o corto, color, morfología de las orejas, etc.), pero su estructura esquelética resulta similar a razas de pequeño tamaño actuales, como el pequinés o considerando individualmente el cráneo, algunos tipos de chihuahua.
Destaca especialmente su morro achatado y cráneo redondeado, de aspecto sorprendentemente moderno, y sus patas proporcionalmente acortadas, a semejanza de tipos actuales como el carlino o el pequinés.
La existencia de perros de pequeñas dimensiones como animales de compañía, objetos de afecto y especial consideración por sus dueños, ya es conocida desde la Antigüedad clásica, hecho corroborado por textos, epigrafía e iconografía.
Autores clásicos como Plinio el Viejo y Claudio Eliano citan el gusto de las clases urbanas por estos animales, de los que se han llegado a conocer incluso epígrafes funerarios no muy diferentes a los conocidos para siervos o esclavos muy queridos.
El hallazgo, entre otros ejemplares, de un animal de pequeñas dimensiones y cráneo braquicéfalo en una necrópolis de la primera mitad del siglo I d.C. en el sur de Hispania abre nuevas interpretaciones respecto al papel de este tipo de animales en las relaciones entre perros y humanos a inicios de Nuestra Era en el mundo romano occidental, y sus implicaciones simbólicas en los rituales funerarios.

Unai Vela
2025-06-11 15:38:34
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La Ciudad y los perros. Quizás la curiosidad más conocida sobre la relación que tenían romanos y perros sea la locución latina 'cave canem': "cuidado con el perro". La frase apareció en un famoso mosaico en Pompeya, pero según parece es una inscripción que se puede encontrar, recurrentemente, en decenas de asentamientos romanos por todo el mundo. No es raro. Desde hace unos años, sabemos que los romanos se tomaban muy en serio el mundo que rodea al "mejor amigo del hombre". Hasta el punto que, como descubrió en 2020 un equipo de la Universidad de Granada, "tenían como mascotas a perros de pequeño tamaño, muy parecidos a los chihuahuas o pequineses". Eso denota un proceso institucionalizado muy desarrollado de selección genética y crianza. También, como en la lápida de Auch, denota 'cariño'. Fue la más dulce y cariñosa, dormía sobre mi pecho, cómplice de mi sueño y de mi cama. Myia era una perra. Así que volvamos a Roma. Y es que fue Plinio el Viejo el primero que llamó al perro “el compañero más fiel del hombre”, Marcial dedicó un delicioso epigrama sobre un perro llamado Isa, su dueño y cómo compartían "alegrías y tristezas" y, como se puede leer en la abundante literatura satírica romana, no faltaban críticas ante la decadencia que suponía "mimar a los perros" ("no sólo con abrazos, sino también con comida servida en cantidades abundantes y sabrosas").

Carla Zúñiga
2025-06-06 21:21:41
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Los seres humanos han tenido una relación más larga con los perros que con cualquier otro animal domesticado, y esa relación comenzó en gran medida en el antiguo Imperio Romano. El perro en ocasiones era considerado digno de servir a los dioses; muchos antiguos animales romanos fueron sacrificados regularmente para apaciguar a los dioses, incluso los perros también se usarían como sacrificios religiosos. Los perros eran domesticados, tanto como perros guardianes o como mascotas. En pueblos y ciudades en el período romano, a los perros grandes se los mantenía principalmente como guardianes, pero esto no significa que necesariamente sus dueños no los consideraran a la vez como mascotas. Lo mismo sucedía con los perros cazadores y los perros acostumbrados a criar animales.

Juana Escalante
2025-05-25 14:25:12
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Según ha publicado un estudio de la Universidad de Granada, los perros ya convivían con los humanos durante la época romana. Durante el Imperio Romano, hace más de dos mil años, ya existían los perros mini como animales de compañía. El tamaño de estos peludos era similar a la de algunas razas pequeñas actuales como serían los perros pequineses o algunos tipos de Chihuahua. La existencia de perros de pequeñas dimensiones como animales de compañía, objetos de afecto y especial consideración por sus dueños, ya es conocida desde la Antigüedad clásica, hecho corroborado por textos, epigrafía e iconografía. El hallazgo, entre otros ejemplares, de un animal de pequeñas dimensiones y cráneo braquicéfalo en una necrópolis romana del sur de Hispania abre nuevas interpretaciones respecto al papel de este tipo de animales en sus relaciones con los humanos y sus implicaciones simbólicas en los rituales funerarios, ya que algunos presentaban evidencias de sacrificios deliberados. El estudio, que ha sido publicado en la revista Archeological and Anthropological Sciences, ha permitido analizar los restos de varias inhumaciones de perros encontradas en la necrópolis romana de Planes del Pretorio, en los extramuros de la Córdoba romana y relacionados con casi setenta enterramientos humanos. Los científicos de este estudio se centraron básicamente en los rasgos morfológicos y en el aspecto de los perros existentes en las ciudades romanas. Pudieron extraer al menos dos morfologías diferenciadas: una de tamaño medio, similar a la de diferentes razas similares a la de los galgos, y otra de un tamaño mucho más pequeño. Su estructura esquelética resulta similar a la de las razas pequeñas actuales, como los pequineses o los carlinos, o considerando individualmente su cráneo redondeado, algunos tipos de Chihuahua. El hallazgo constituye uno de los casos de perros micromorfes más antiguos reconocidos en el conjunto del Imperio Romano.

Diego Dueñas
2025-05-20 12:03:26
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Un mosaico encontrado en el vestibulum de una casa en la ciudad de Pompeya ya avisaba…CAVE CANEM
Junto al Cave Canem, lo normal era encontrar un Molossus, perros de constitución musculosa, fuertes mandíbulas, gran cabeza y hocico corto.
Los Molossus eran utilizados como guardianes.
Ya lo decía el poeta Virgilio…Con estos perros de guardia [molossus], nunca temerá a los ladrones de medianoche o el ataque de los lobos.
Debe tener una cabeza grande, orejas caídas, los hombros y el cuello gruesos, patas anchas, un ladrido profundo, y ser de color blanco con el fin de ser más fácil de reconocer en la oscuridad.
Debe llevar un collar de cuero tachonado de clavos para proteger el cuello.
Un lobo, una vez herido, será menos probable que ataque a otro perro, incluso a uno que no lleve un collar.
Lamentablemente para ellos, también fueron utilizados como perros de la guerra (canes pugnaces) luchando junto a las legiones e incluso formaron parte de los espectáculos mortales en los anfiteatros.
Para la caza preferían el Vertragus, a caballo entre un lebrel y un galgo.
Perro fino, ágil y veloz que “caza no para él sino para su señor, y le traerá la liebre ilesa en su dientes” (Epigramas, Marcial)
Y cómo no, también los perros fueron mascotas de los romanos.
Para este menester era suficiente con ser dóciles y fieles, y los más populares fueron los Canis Melitae, pequeño perro faldero de pelo blanco y largo similar al Maltés.

Oriol Espino
2025-05-10 05:51:08
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En el Imperio Romano, hace más de 2.000 años, ya existían los perros miniatura como animales de compañía.
Su tamaño era similar al de algunas razas pequeñas actuales como el pequinés o algunos tipos de chihuahua.
La existencia de perros de pequeñas dimensiones como animales de compañía, objetos de afecto y especial consideración por sus dueños, ya es conocida desde la Antigüedad clásica, hecho corroborado por textos, epigrafía e iconografía.
En particular destaca un perro de pequeño tamaño (algo más de 20 centímetros de altura), con miembros acortados y morro achatado, que hemos hallado en una fosa próxima a enterramientos humanos infantiles.
Aunque los arqueólogos desconocen su aspecto exterior (pelaje, color, orejas, etc.), su estructura esquelética resulta similar a razas de pequeño tamaño actuales, como el pequinés o el carlino, o considerando individualmente su cráneo redondeado, algunos tipos de chihuahua.
El hallazgo constituye uno de los casos de perros micromorfos más antiguos reconocidos en el conjunto del Imperio Romano.
Pudieron extraer al menos dos morfologías diferenciadas: una de tamaño mediano, similar al de distintas razas de caza y carrera de la actualidad, y otra de tamaño muy pequeño.
El estudio de isótopos estables a través del colágeno óseo y esmalte dental apunta a un origen diferente para este ejemplar, con seguridad ajeno al entorno de la ciudad y quizá de origen lejano.
El hallazgo, entre otros ejemplares, de un animal de pequeñas dimensiones y cráneo braquicéfalo en una necrópolis romana del sur de Hispania abre nuevas interpretaciones respecto al papel de este tipo de animales en sus relaciones con los humanos y sus implicaciones simbólicas en los rituales funerarios.
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