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¿Qué nos enseña San Bernardo?

Iker Prado
Iker Prado
2025-06-12 21:05:48
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San Bernardo nos dice que son pocas o una sola vez en la que se llegue a experimentar el perderse, anonadarse aniquilarse en absoluto en Dios, pues es más de la vida celeste que la humana. Sin embargo, dichoso quien haya tenido dicha experiencia. Amar así es estar ya divinizado. Amor que se sumerge y queda fundido en Dios mismo. El amor de Dios engendra el amor en el alma. Para contemplar a Dios, antes debéis conocer lo mejor posible a vosotros mismos. Consagrad todo vuestro ocio a esa doble consideración que deseaba aquel santo: "Señor, que me conozca a mí y te conozca a ti". Las ocupaciones saldrán ganando si van acompañadas de un tiempo dedicado a la consideración. Si tienes ilusión de ser todos para todos, ¿cómo puede ser plena tu bondad si te excluyes a ti mismo? Luego para que sea total y plena tu bondad, su seno, que abarca todos los hombres, debe acogerte a ti. En definitiva, el que es cruel consigo mismo, ¿para quién es bueno? No te digo siempre, ni te digo que a menudo, pero alguna vez, al menos, vuelve hacia ti mismo. Hermanos, buscad, buscad al Señor y su poder, buscad continuamente su rostro. Buscad al Señor y vivirá vuestro corazón. Mi alma vivirá por él… Busquémosle de tal modo que siempre estemos buscándole.
Miguel Alcántar
Miguel Alcántar
2025-06-12 17:49:31
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Que bueno que meditando y aprendiendo de su testimonio, podamos comprender que un camino seguro a la santidad es el de saber poner nuestros dones al servicio de los demás. Hacer de nuestros dones, destrezas, habilidades, una suerte de escalones para llegar al cielo, y para llevar a los demás con nosotros. El ejemplo de san Bernardo nos lleva a luchar por el anuncio del Reino de Dios en todo lugar, pues el apostolado deja de ser una labor específica de un momento y espacio y comienza a ser la vida misma. Saber quién soy y cómo soy, es fundamental para el perfeccionamiento espiritual y personal de mi vida. Saber en qué soy débil puede hacerme fuerte, reconocer mis problemas, vicios y pecados, es otro gran paso para caminar hacia la santidad de vida. La devoción sincera y sana a la Madre del Señor es guía eficaz para unirse del todo a Jesús, es por medio de Ella que puede aprenderse a ser verdaderamente humilde, orante, discípulo, oyente. La confianza otorga paz, y es esta misma paz la que permite que el alma se eleve verdaderamente en unión con Dios. Confiar en Dios, como san Bernardo, es saber que nuestras fuerzas son limitadas y que Dios nos hace ser fuertes. Solo en Él lo podemos lograr, por tanto, la fe y confianza en la providencia se hace camino seguro para una vida en santidad. Ser santo no es hacer milagros, ser santo es saber que en las propias limitaciones, Dios se muestra grande. Que en las propias debilidades, Dios se muestra fuerte y que en los propios temores, Dios se muestra providente.