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CONOCE LA RAZA

CONOCE LA RAZA

Históricamente hemos asistido, dentro de los molosos de presa de la península ibérica, a una patente dualidad morfológica y funcional. Siempre han coexistido, con mayor o menor solapamiento, el presa intermedio de extructura corredora, muy demandado para la caza mayor tradicional y por el otro el perro de presa pesado "puro"; ese otro animal de más acentuada territoralidad, menos gregario, donde la potencia sobresalía sobre cualquier otra cualidad.

 El primero culminó su proceso de estandarización y adecuación al concepto moderno de raza, bajo la nomenclatura alano español y el otro como presa o dogo español. Esta fórmula de ordenación es la única que nos puede garantizar la continuidad temporal y pervivencia, bajo estándares modernos, del riquísimo patrimonio, mantenido durante siglos en España.

 Es nuestro dogo español un potente y solvente moloso, de aspecto tremendamente fuerte y rústico. El dimorfismo sexual está notablemente marcado, algo muy en consonancia con las razas de este tipo. Especialmente, los machos presentan una voluminosa cabeza, con acentuados músculos temporales y maxilares.

 Como raza dotada y seleccionada para los entornos funcionales más agrestes, conserva una serie de caracteres que le dan un sello muy propio y que comúnmente conocemos como tipicidad. Ojos preferentemente claros, capas lobunas, atigradas, o negros y atigrados, dan ese sabor autóctono, diverso, acorde con esa riqueza faneróptica propia de la ancestral selección puramente funcional de nuestros duros entornos rurales.

 Su braquicefalia moderada, su fuerte conformación craneal, de sólidos y romos dientes, su potente cuello, todo conforma un conjunto armónico, una máquina perfecta diseñada para la función de apresar.

Dado que hablamos de una raza criada y seleccionada bajo criterios funcionales, está filosofía, tan ausente en nuestra cinofilia actual, se trasladó en su día a su estándar. Por ello su patrón racial contempla índices de masa corporal (IMC) para machos y hembras adultos, lo que garantiza una armonía funcional de los ejemplares, desde el punto de vista morfológico.

 El dogo español, se instaló, durante el último siglo, en una constante y progresiva caida, que le llevó a su casi completa extinción. Afortunadamente, en la primera década del siglo XXI, un grupo de entusiastas, ponen en marcha un proceso de recuperación y consolidación de la raza, basámdose principalmente, en un pequeño resquicio poblacional ubicado en Andalucía, principalmente en el valle del Guadalquivir y más concretamente en la localidad de Utrera (Sevilla).

 Durante casi una década, se trabajó en el más estricto anonimato, atendiendo a criterios puramente técnicos y científicos, con el fin de consolidar una base poblacional sobre la que sustentar la recuperación de la raza.

 En marzo del año 2014 nace el Club oficial de la raza, el Club Nacional del Dogo Español (CNDE) y lo hace donde con sede en donde se había forjado este proceso recuperador, en la localidad de Utrera (Sevilla).

 Desde ese instante y hasta nuestros días, el CNDE ha sido y es el mayor garante y referente de la raza, a nivel mundial.

 En noviembre del 2015, en la localidad de Torrepacheco (Murcia) se presenta por primera vez, en público, la raza, en el I SYMPOSIO de Razas de Agarre Hispanas. Fue en dicho evento, donde además de la ponencia específica sobre la raza de título "Historia de un volver a empezar...", se presenta un ejemplar macho de nombre Jirón de Los Tercios.

 Posteriormente, en agosto de 2016, la razapasó a contar con su propio Libro Genealógico Oficial, pasando a estar considerada como perro de trabajo y reconocida en más de 90 paises.

 Nuestros molosos de presa pesados peninsulares habían regresado, aunque en realidad nunca se fueron...

 Todo esto y el carácter poliédrico funcional de la raza, proyecta a la raza con tremenda fuerza, fuera de nuestras fronteras, muy especialmente en el norte de Europa, donde encuentra su mejor valedor de la mano de de Daniel Ukkestad y Annette Ryvoll.