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ARTÍCULOS

CLUB NACIONAL DEL DOGO ESPAÑOL

CONSIDERACIONES ANTE LA MONOGRÁFICA DEL DOGO ESPAÑOL


 

CONSIDERACIONES ANTE LA I MONOGRÁFICA DE DOGO ESPAÑOL

 Eduardo De Benito 10/02/2022

 

Este artículo es la tercera entrega de un tríptico sobre el Dogo Español, escrito con el deseo de mostrar la realidad de una raza española que todavía algunos se afanan en ignorar. En el primero - “Un Dogo Español se pasea por la Plaza Mayor de Madrid” - admiramos la importancia que tuvo en el pasado como protagonista de unas de las Suertes de la Fiesta Nacional de la tauromaquia y por tanto con una historia centenaria a sus espaldas. En el segundo, - “El Dogo Español en la construcción del Dogo de Burdeos”, vimos el interés zootécnico de la raza, al comprobar que algunos de los más importantes cinólogos de Europa se interesaron por ella. Con esta última entrega trato de mostrar que el Dogo Español es una raza con los mismos derechos y deberes que cualquier otra raza canina española. Que está aquí y es una realidad cultural de nuestra cinofilia.

En España la organización de las primeras exposiciones otorgó un peso enorme a las modas caninas. La mayoría de los animales premiados en las exposiciones del pasado siglo pertenecían a razas foráneas. Más grave aún fue la aceptación por nuestra cinofilia del mestizaje como una acción positiva, capaz de proporcionar desde la primera generación de mestizos mejoras sustanciales sobre la raza nacional. Así ocurrió con el galgo español y su mestizo anglo-español o los cruces de Perdigueros de Burgos y Pachones con el pointer inglés. Alanos y Dogos Españoles, mestizados y alejados de su función histórica, terminaron desfigurados.

Una raza puede ser útil durante siglos sin que su población sufra grandes cambios morfológicos, un caso paradigmático son nuestros mastines ganaderos. En otra, los cambios sociales provocan su degeneración y la sitúan al borde de desaparecer. Cuando se modifica el entorno físico, social y económico de una raza de perros, su población tiende de manera espontánea a una armonía entre su carga genética y la presión del entorno. Es lo que se conoce como adaptación filogenética. Si el cambio es radical no podrá adaptarse y termina perdida o bastardeada. Es lo sucedido con nuestro Dogo Español.

Aunque el concepto de raza pura es discutido en la zootecnia actual, sigue muy presente en la cría amateur de perros. Es ingenuo creer que bajo el concepto “raza pura” solo cabe la adaptación natural de un grupo de animales a su medio ambiente. Una raza canina, lejos de ser el resultado de la adaptación natural de la especie a las limitaciones de su entorno natural, es, ante todo, el producto de acuerdos y compromisos, en los que se entrelazan los contextos sociales y económicos, las consideraciones estéticas y la utilidad dada a esa raza en un momento y un espacio geográfico concretos.

El medio ambiente en que una raza canina pervive y progresa es un sistema formado por elementos naturales y artificiales interrelacionados. No es solo el entorno físico el que actúa sobre ella, también lo hace el entorno humano. Es estos cambios fueron muy lentos hasta el siglo XVIII, pero la situación se alteró a finales del siglo XIX y especialmente en la primera mitad del siglo XX. Los perros de presa se vieron afectados por la pérdida de su utilidad tradicional y por la importación de razas foráneas (bulldog, dogo alemán, bóxer). Una vez eliminados de las corridas de toros y prohibido su uso en los macelos por los reglamentos de policía sanitaria, quedaron reducidos a pequeñas poblaciones aisladas y usos rurales como el manejo de toradas y vacadas de fuerte temperamento.

LA RECUPERACIÓN DEL DOGO ESPAÑOL

El trabajo de recuperación y reconstrucción del Dogo Español representa un reto y es un proyecto de alto valor social. La celebración en breve de su “I EXPOSICIÓN MONOGRÁFICA” significa un éxito para la cinofilia nacional, pero también una herramienta fundamental en el proyecto creado por el Club. Este tipo de concursos permite controlar y promover los fenotipos deseables para el plan de recuperación.

La estandarización del Dogo Español y la creación de su libro genealógico ha transformado el estatus de la raza, que deja de ser discutible, para establecerse como una raza moderna y bien definida. Si en el momento inicial de recuperación de cualquier raza canina, la misma parece estar en continua transformación, como consecuencia de las prácticas de selección, con la fundación del libro de orígenes se promueve la imagen de raza como grupo de animales morfológicamente estables.

EL CRIADOR, TIMONEL DE LA RAZA

La difusión de conocimientos técnicos entre los criadores (genética, alimentación, sanidad) facilitan la fijación del tipo racial. Cuando las condiciones socio ambientales han sufrido cambios radicales, recuperar el tipo antiguo, como si de un calco se tratase, solo puede tener un interés relativo, museístico. El Dogo Español recuperado será un perro del siglo XXI, de la sociedad del siglo XXI, de la cinofilia del siglo XXI. Y ese es el gran reto del Club.

Paul Dechambre estableció una división en el "concepto de raza" mantenido hasta entonces por naturalistas como Lamarck y Cuvier. Distinguió las razas naturales, aquellas que son producto de su adaptación al medio ambiente, de las razas culturales, que son las transformadas por la acción del hombre. En cinofilia la mayoría de las razas caninas pertenecen a este segundo grupo y en ellas el “recreador” o transformador tiene nombre y apellidos (von Stephanitz, Adolphe Reul, William Arkwright, etc.) En toda raza canina hay que subrayar el papel importante que van a desempeñar unos pocos criadores. No nos engañemos, la evolución y mejora de una raza es el fruto de un puñado de personas motivadas y emprendedoras.

La imagen de un conjunto de perros uniforme, sobre el que se puede levantar sin esfuerzo un estándar, es irreal. Una raza en recuperación incluye inicialmente animales de apariencia extremadamente variada.  Fijar los rasgos que el colectivo de criadores, agrupados en torno a un Club considera esenciales y mantener la raza los primeros años es siempre difícil, ingrato y costoso, pero importantísimo.

Las razas en recuperación pueden experimentar cambios morfológicos no previstos, que, sin embargo, no desacreditan su estatus de “raza pura”, pues son la expresión de genes procedentes de ese pasado no selectivo del que proceden.  Así se han construido todas las razas caninas.

La próxima “I Monográfica de Dogo Español” es importante para los aficionados a esta raza, pero también para todos los que en España sienten interés por nuestro patrimonio cultural.